QUIÉNES SOMOS...
La parroquia “Inmaculada Concepción” de Burzaco cuenta con cuatro capillas. La más “nuevita” es la de “Nuestra Señora de la Dulce Espera”. Medio en broma, decimos que es una capilla “virtual”, ya que por ahora no tiene un templo ni salones.
La capilla comprende los barrios “Viplastic” y “El Triángulo”, y en total viven allí unas 850 familias.
A falta de un lugar propio, la capilla viene funcionando provisoriamente en la Escuela Nº 77 del barrio Viplastic. La escuela generosamente presta sus instalaciones los domingos por la mañana.
Hemos comenzado en el año 2007 con la construcción de nuestra capilla. Esta iniciativa es el fruto del trabajo de los vecinos de la zona desde el año 1996.

NUESTRA HISTORIA...
Aquí les contamos algunas cosas sobre los orígenes de la capilla, para que podamos conocerla mejor.

¿CÓMO ES QUE SURGIÓ LA INQUIETUD DE CONSTRUIR UNA CAPILLA EN LA ZONA?
El barrio Viplastic es un complejo habitacional de 500 viviendas, construido en 1992 por el Instituto de la Vivienda del gobierno provincial. Fue así que en pocos meses, se instalaron allí muchas familias que provenían de distintas localidades. A diferencia de otros barrios, éste no contemplaba un espacio para una capilla. Lo único que había en esa zona era un templo de los Testigos de Jehová, que estaba con anterioridad.
Algunas familias católicas del barrio, aisladamente, comenzaron a plantear la necesidad de un lugar para congregarse como comunidad de Iglesia. La parroquia “Inmaculada Concepción” recogió el guante, y los jóvenes de Acción Católica comenzaron realizando una misión en el barrio, casa por casa, en 1996. Luego, el párroco de aquel entonces, Mons. Luis Fernández, convocó a aquellos vecinos que tuvieran interés, para generar una comisión pro-capilla. Desde entonces la comisión ha venido trabajando para concretar la construcción de la capilla.

¿CÓMO FUE QUE SURGIÓ EL NOMBRE DE “NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA”?
A pedido del párroco, los vecinos elevaron al obispo una nómina de nombres posibles. Algunos sabían de una parroquia en Buenos Aires, en la que había una imagen de “Nuestra Señora de la Dulce Espera”, que atraía a gente de muchos lugares en una devoción que iba floreciendo. De esta lista propuesta por los vecinos, se eligió el nombre que hoy identifica a la capilla.

¿CÓMO FUERON LOS INICIOS?
En aquel momento, hubo que buscar un lugar dónde comenzar a funcionar. El desafío era comenzar a construir la comunidad. Pudimos contar con la generosidad de la Escuela Nº 77, cuyas autoridades y la cooperadora nos facilitaron las instalaciones, abriendo el establecimiento los domingos por la mañana. Al principio, contábamos con un sacerdote para celebrar misa un domingo por mes, en el patio cubierto de la escuela. Con viento a favor, llegábamos a ser unos 30 “gatos locos”. En el año 2000 comenzamos a tener misa domingo por medio, dada la creciente concurrencia de vecinos. Esto también fue posible porque comenzamos a contar con el padre Daniel Rimoldi, quien viajaba desde la localidad de Ing. Budge para colaborar con la capilla. Y ya a partir del año 2001, estamos teniendo misa todos los domingos.

¿CÓMO FUE QUE COMENZÓ LA CONSTRUCCIÓN DE LA CAPILLA?
En realidad, el desafío era construir una comunidad, una “Iglesia viva”. Sabíamos que una capilla no pasa por una cuestión de tener un terreno, paredes y techo. Esto, en todo caso, vendría como consecuencia.
Comenzamos contactándonos con gente de otras parroquias, que tenía experiencia en el tema. Cuando les preguntamos cómo habían logrado construir una capilla en un barrio periférico, simplemente nos contestaron: “Rezando”. Tenemos que admitir que en ese momento la respuesta no nos conformó. Esperábamos alguna orientación más práctica. Hoy tenemos que reconocer que fue un consejo que nos sirvió de mucho.
Arrancamos con una campaña de socios, de modo que varias personas fueron contribuyendo con una cuota mensual, de acuerdo a sus posibilidades. También fuimos haciendo distintas actividades para recaudar fondos: rifas, kermés, ferias del plato, etc. La parroquia nos ayudó con un aporte de dinero que surgió de una rifa para obras parroquiales.
A pesar de la realidad social de la zona y las circunstancias que como país nos tocó vivir en lo económico, pudimos en el año 2003 comprar un terreno de 20 por 45 metros.
El desafío siguiente fue diseñar el proyecto de lo que queríamos construir. Se hizo un concurso de ideas, en el que participaron siete estudios de arquitectos. Finalmente resultó elegido el proyecto de capilla que actualmente estamos llevando a cabo.
Actualmente, con los fondos generados por la comunidad, la colaboración de distintas empresas de la zona, y un subsidio de la Iglesia en Alemania, hemos podido concretar una primera etapa de construcción del templo, que consiste en la estructura de hormigón, la mampostería y el techo. Queda para más adelante, en cuanto podamos disponer de más recursos, finalizar el templo, y poder construir salones para las distintas actividades de la capilla.

EN CUANTO AL NOMBRE DE LA CAPILLA, ¿QUÉ IMPLICANCIAS TUVO PARA LA COMUNIDAD?
Cuando recién empezamos, no sabíamos qué “movida” se podía generar con la Virgen de la Dulce Espera, y en qué medida la comunidad podía identificarse con esta advocación. Hasta donde sabemos, esta sería la primera capilla en el país que lleva este nombre. Hay otras iglesias que tienen la imagen de la Virgen de la Dulce Espera (la primera y más conocida está en Buenos Aires, en el barrio de Devoto), pero son parroquias que llevan otro nombre.
Fuimos comprobando cómo se fue acercando gente de distintos lados, atraídos por esta advocación. Por ejemplo, al comienzo, íbamos casa por casa para ofrecer la imagen peregrina de la Virgen de la Dulce Espera. Actualmente, nos la están pidiendo distintas familias, tanto de nuestra parroquia como de otras del sur del Gran Buenos Aires (especialmente aquellos matrimonios que desean rezar por un embarazo que se presenta riesgoso, como también aquellos que esperan el don de un hijo). Somos testigos de los frutos que ha tenido para distintas familias la devoción a la Virgen de la Dulce Espera.
Para las fiestas patronales, se realiza una misa en la que se convoca no sólo a todo el barrio, sino a todas aquellas personas que desean una bendición especial en torno a la maternidad. Estas misas congregan particularmente a mujeres que desean consagrar su embarazo a la Virgen, como también a matrimonios que esperan ansiosamente la llegada de un hijo o que desean adoptar. Son verdaderas celebraciones, y el momento en que la futura mamá pasa al frente para recibir una bendición especial y el regalo de escarpines es inolvidable.

¿CUÁL ES LA SITUACIÓN ACTUAL?
Con el correr del tiempo creemos que se ha formado una comunidad viva y pujante.
Tenemos actualmente:

-Misa todos los domingos, a las 11:30 hs., a la que concurren cerca de 100 personas.
-Catequesis de Primera Comunión.
-Catequesis Pre-Bautismal.
-Cinco grupos de niños y jóvenes de Acción Católica.
-La Comisión Pro-Capilla.
-Un grupo de oración.
-Distintos servicios a la comunidad.

Nos da mucho gusto cuando la gente que se acerca por primera vez nos dice que ve una comunidad abierta y con “buena onda”. De hecho, hay personas que se alejaron de la Iglesia, por haber vivido experiencias negativas en ella, y han encontrado en la capilla un ámbito en el que participan con ganas, y donde se reencontraron con su fe y con la pertenencia a una comunidad.